Revolución verde

Polémico, sin medias tintas, Josep Pàmies se ha convertido en los últimos años en portavoz de quienes defienden las propiedades de las plantas con fines medicinales y arremete contra el establishment, oficial y no gubernamental. Compartir es su verbo preferido, reconoce errores del pasado y admite ser utópico. Estará en Valencia a mediados de este mes y antes dialogamos con él

Quién es

Payés (agricultor) catalán, Josep Pàmies ha trabajado tanto la tierra como los proyectos activistas que se le han cruzado en el camino vital. Ha estado primero en Unió de Pagesos, después en campaña contra los transgénicos, con la Asamblea Pagesa, que se transformó en Somos lo que Sembramos, y ahora lleva adelante la asociación Dulce Revolución (http://www.dolcarevolucio.cat/es). También participa en una empresa familiar Pàmies Horticoles, en Balaguer. Es un comprometido defensor del uso de las plantas medicinales y las terapias naturales no agresivas de bajo coste. El 16 de este mes ofrecerá la conferencia "Cáncer, sida, ébola, diabetes... ¡Enfermedades curables!" en el teatro El Musical, plaza del Rosario 3, Valencia. Informes, Asociación Gen-t-Sana, teléfonos 961 081 362, 677 519 547.

Aurelio Álvarez Cortez

-¿Cómo comenzó tu relación con las plantas?

-Toda la vida he sido agricultor. Primero fue desde el punto de vista de un negocio para poder sobrevivir, hasta que conocí la stevia y no pude entender cómo una planta extraordinaria, que puede curar la diabetes, el colesterol, la hipertensión, estuviera prohibida y en cambio el aspartamo se usara para endulzar bebidas como la Coca Cola y en dietas light, con estudios que demuestran su alto potencial cancerígeno, y fuera legal.

-Empezó otra época en tu vida…

-Sentí la curiosidad de ver qué se escondía detrás de esa cuestión y descubrí que había mucha basura, en cuanto a la stevia y también otras plantas. Sentí que todo en este mundo se había convertido en un negocio y comencé a compartir conocimientos, a dedicar parte de mi tiempo a divulgar lo que iba descubriendo. Planté stevia para ver si era verdad esa historia hermosa sobre sus propiedades, y lo fue. A partir de ahí tiré del hilo y cada día encontré más porquería, como ahora vemos con los asuntos de corrupción. Transgénicos, alimentación basura, productos refinados, por qué se prohíbe el agua de mar… Todo se ha tocado por la especulación económica que ha prevalecido sobre el bien común.

-¿Esperabas llegar a ser un portavoz de lo políticamente incorrecto dentro del campo de la salud?

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-No, y no lo considero porque si te llegas a creer algo es el final de tu camino. Todo ser humano tiene un objetivo en la vida, un camino a seguir, y estoy siguiéndolo. No me importa lo que digan unos y otros, no quiero que valoren demasiado lo que estoy haciendo sino que lo hagan quienes me escuchan. Ya está bien de crear líderes, íconos, historias extrañas a través de dominio planetario. Nadie tiene que ser o creerse líder, cada uno debe ser líder de sí mismo. Hay personas que distribuimos ideas, pero aquellos que se sienten muy inferiores seguramente poseen un gran potencial en su interior que hay que sacar.

-¿De dónde salen esos valores en que te apoyas y muestras en tus palabras y en tu trabajo?

-Una rama de mi familia fue reprimida por la dictadura del franquismo por ser de izquierdas. Una historia de exilios, con tíos que tuvieron que morir fuera de su tierra. Otra rama, a la que pertenezco, era muy conservadora pero vivió traumatizada por esos hechos. Mis padres me lo explicaron, aunque no fueran tan radicales como esos parientes. Así se fue forjando mi ideario. Mi padre, agricultor, me decía: “El sol sale para todos, no tienes que comerte el mundo, comparte todo lo que tengas porque seguro que si das, recibirás mucho más”. Esta enseñanza fue vital desde temprana edad, y vi que esto era así: cuando compartes algo que tú descubres, encuentras beneficios para ti y también para muchos otros.

-Recibes críticas, fuertes ataques a tu persona y en tu trabajo. ¿Qué te sostiene en los momentos difíciles, duros?

-Ahora, no depender de nadie. No tengo miedo porque ya estoy jubilado, cobro mil euros, tengo suficiente, una casa que no me podrán sacar porque comparto al 50% la propiedad con mi mujer, que tiene la otra mitad. A nadie le interesará embargar mi parte. Y si hay que ir a la cárcel, se va. En un país con muchos bravucones y corruptos, aves de rapiña, si ellos no van a la cárcel, por qué tendría que ir yo por temas de bien común.

-Criticas abiertamente no sólo al establishment, gobiernos, empresas multinacionales, sino también a onegés como Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras y otras. ¿Tan erradamente están actuando?

-Cuando me enteré que había otras alternativas para combatir la malaria, la tuberculosis, que causan tres millones de muertos al año, y que para combatir el ébola, que aún no es epidemia, se puede actuar eficazmente, casi a costo cero, gracias al dióxido de cloro, el MMS famoso, o prevenir fortaleciendo el sistema inmunológico con la Garcinia kola, Artemisia annua o la Moringa oleífera, plantas que se pueden cultivar en África, me comuniqué con Cruz Roja y Médicos Sin Frontera para decirles por qué no transmitíamos ese conocimiento a los países africanos afectados. De este modo, a medio o largo plazo ellos serían autosuficientes a nivel sanitario para el tratamiento de las enfermedades. Lo sabía gracias a cooperantes en Gambia, Nigeria y otros países afectados, con quienes estamos en contacto. Y me responden que el tema marcha según parámetros acordados por la OMS. ¿Qué es la OMS?, ¿personas recomendadas por compañías farmacéuticas, por Nestlé, Coca Cola, gobiernos, que dicen que terapias naturales, o químicas, gratuitas, no pueden llegar a estas poblaciones?

-Ante esa negativa, ¿qué haces?

– Yo era socio de estas entidades, entonces les comento que si hay cooperantes que no siguen los dictámenes de la OMS y están curando muchísimas personas arriesgando su vida, por qué no podían dar instrucciones de probar con otros medios como el que nosotros proponemos. Y me dicen: “No podemos hacerlo, seguimos protocolos de la OMS. Lo sentimos mucho, si quiere darse de baja…”. Pues sí, me di de baja. Mi crítica no es contra los voluntarios o los médicos, sino contra las cúpulas de estas organizaciones que no quieren que se les hable de esto porque saben perfectamente que les puedes convencer con experiencias prácticas. Si no pueden ellos, lo haremos nosotros. Para mí ya se han acabado como organizaciones sociales.

-Afirmas que el miedo mata más que un virus. ¿Lo puedes explicar?

-El miedo, como las emociones duras que se producen por la pérdida de un ser querido, por ejemplo, toda desestabilización emocional provoca una caída del sistema inmunológico. Las personas bien nutridas que toman infusiones de plantas para subir el sistema inmunológico prácticamente no se enferman. Yo tengo experiencias con decenas de cooperantes en África, que se toman como medicina preventiva una infusión de Artemisia annua, que es antibacteriana, antivírica, y fortalece el sistema inmunológico. De esa forma muchas de las enfermedades víricas no se pillan. Hemos visto cómo se ha curado esa enfermera en Madrid, Teresa Romero, gracias a los anticuerpos de una monja que había padecido el ébola. Esos anticuerpos sólo se pueden crear estableciendo condiciones de resistencia al virus en base a tener el cuerpo sano y el sistema inmunológico fuerte.

-Hemos visto imágenes impactantes, con trajes de protección en profesionales que tratan a los afectados por el ébola, y tú das cuenta de otras posibilidades.

-Son montajes. ¿No hubiera valido más llevar un avión medicalizado con médicos preparados a la zona donde estaban los primeros enfermos, los curas misioneros, en lugar de traerlos? ¿Hacía falta que EE.UU. enviara 4 mil soldados a Liberia en vez de 4 mil médicos, como sí han hecho los cubanos? Es un montaje terrible que por suerte, parece, se está desmontando, como el caso de la gripe A. Sin embargo, es peor porque con cuatro mil muertos, que son muchos, querían amedrentar al hombre blanco y ahora nos importa un pito el ébola, que se sigan muriendo en Liberia, Guinea Conakri, porque no nos afecta. Hay mucha hipocresía.

-Gripe A, ébola… ¿la naturaleza nos está dando una señal, un mensaje?

-El ébola, cuando apareció en 1976 en el Zaire, ha ido provocando varios episodios, pero siempre lo máximo han sido 200 muertes. Se controlaba con las técnicas de los propios chamanes de ahí porque no es una enfermedad que se propaga fácilmente. Pero cuando los militares se han interesado por ese virus para hacer un arma biológica, ¡qué “casualidad” que ahora tenga más virulencia! ¡Qué “casualidad” que haya una bomba preparada como arma biológica que se puede propagar por el aire y no por fluidos como es el ébola convencional! Y qué llamativo también que el virus del ébola fue patentado por el Ejército americano, que a partir de esta cepa de ébola se estén desarrollando vacunas y medicamentos por parte de empresas americanas y canadienses, y que la OMS los recomendará a partir de enero de 2015. Esto es un montaje peor que el de la gripe A porque no hay posibilidad de propagación si se aplican medios de higiene necesarios. Si utilizamos en los hospitales el dióxido de cloro para desinfectar fluidos o para tomarlo a fin de evitar la contaminación, no hay posibilidad de que avance el ébola.

-Has dicho que si ellos, la OMS, las onegés, no quieren hacerlo, tú y tu gente lo harían, ¿cómo?

-Nuestros compañeros se han ofrecido a entrar en Guinea Conakri con cargamentos gratis de dióxido de cloro y Artemisa annua, y sólo se ha pedido protección a sus vidas para evitar que atentaran contra ellos los intereses mafiosos. No necesitan trajes especiales ni otros elementos más que seguridad física. Y piden un permiso que aún no se ha dado. A petición de la Cámara de Comercio de Guinea Conakri tuvimos una entrevista en la que nos solicitaron información. Les dijimos que la embajada no había respondido a nuestra anterior presentación y que todo era gratuito. Les preguntamos si, por el contrario, querían que les ofreciéramos medicamentos muy caros para que tuvieran una comisión en su venta, y nos dijeron que no, que únicamente buscaban que no muriera la gente en su país. Hace un mes de esa entrevista… les cuesta tanto asegurar la vida de los cooperantes a costo cero, pero no lo hacen porque las presiones son enormes.

-Afirmas tajantemente que se pueden curar todas las enfermedades a través de la fitoterapia. ¿No hay mal que no se resista a una planta?

-Al principio éramos muy imprudentes y lo decíamos, ahora decimos que las plantas pueden ayudar a curar, pero si queremos la salud total o la sanación hay que tener en cuenta qué comemos: si es comida basura, déjala, también los lácteos o las harinas refinadas, no abuses de carnes rojas, alcaliniza tu organismo. Cuidado con tus emociones ante enfermedades como el cáncer y otras, porque son fruto de crisis emocionales. También hay que tener en cuenta bloqueos energéticos terribles, las geopatologías que puede haber en tu casa o tu trabajo. Hemos ido ampliando el abanico de factores y ahora sí decimos que no hay prácticamente ninguna enfermedad, a menos que fuera genética, que se nos pueda resistir. Debemos aprovechar el sistema público de salud, que es bueno, y a partir de aquí hacer un cambio en nuestra vida, y ver poco a poco que podemos dejar los medicamentos.

Actualmente estamos teniendo la colaboración de muchísimos médicos, oncólogos, nutricionistas, que están entrando en esta línea perfecta, reaprendiendo sus conocimientos que son fabulosos pero sólo centrados en una parte del saber. Yo, que soy agricultor, les digo “vosotros que tenéis más preparación, si os interesa el tema, en un año estaréis más formados que yo y seréis grandes profesionales porque no sólo recetaréis pastillas sino que diréis que la alimentación debe cambiar”. Explicar, razonar con el enfermo, que se empodere él mismo de sus actitudes ante la enfermedad.

-Dicen que rectificar es de sabios. ¿Alguna vez lo has hecho?

-Antes criticaba en exceso la medicina oficial, ahora reconozco gracias a una hija médica que una parte extraordinaria del conocimiento médico no tengo por qué rechazarla. Consideraba infalibles mis dictámenes cuando no sabía nada. He sido muy orgulloso y el ego nos mata a veces. Si alguien me demuestra que lo que digo no es verdad, lo voy a publicitar con la misma fuerza que con la que he hecho hablado bien de otros temas. Pero en los últimos años sólo he tenido alegrías. Al principio me acusaban de loco y ahora sólo son agradecimientos. Por supuesto que hay personas que al final no se pueden salvar, yo digo que una planta seguramente puede darte muchas posibilidades, pero no está en mis manos que el resultado final sea el deseado, hay muchas circunstancias. Una planta sí puede dar tiempo, como mínimo.

-De cara al futuro, ¿eres optimista?

-Soy muy optimista porque cuando ves que ha llegado el final de un ciclo, económico, político, social, sanitario, sólo es posible otro modelo. Ese modelo ahora lo vamos a crear entre todos. El egoísmo humano nos ha llevado a que aquello que no es negocio y no se vende, no interesa, se hunde o se esconde. Hemos llegado ya, quizá gracias a medios como el vuestro, o internet, a que otras voces salgan públicamente y podamos ir modificando ese comportamiento ambicioso. ¿Por qué acusamos a Bayer si después vamos al banco con nuestros ahorros e invertimos en acciones de Bayer? Somos un poco cínicos, ¿no? Desde que descubrí eso no invierto en bolsa y menos en esas mafias, eléctricas, farmacéuticas… Invierto en fondos que sean éticos, o en bancos éticos si tengo esos ahorros. Hay que ser coherente, cuando cientos de millones de personas hagan esos cambios, los cambios vendrán.

Decimos compartir, no competir. La humanidad hoy en día tiene tanto conocimiento acumulado, ¿qué sucedería si fuera de libre acceso? En lugar de que los beneficios fueran para unos pocos, serían a favor de la humanidad. Con una hora o dos de trabajo, todo el mundo estaría trabajando, seríamos felices, y el resto lo compartiríamos.

-¿El hombre del siglo XXI volverá a las zonas rurales, revirtiendo la concentración en grandes urbes?

-Supongo que, a medida de que se acentúe la crisis y se vea que el modelo capitalista de crecimiento continuo es inviable, la gente buscará apoyo en la zona rural donde al menos podrá comer hierbas gratis. El suelo está dando alimentos como la ortiga, pero ¿quién la recoge? Es la mejor verdura, el mejor alimento en proteínas, aminoácidos, minerales y vitaminas, y aun así se desprecia. Que nadie se espante, hay soluciones para todo el mundo. ¿No podrá vivir un ser humano en este planeta maravilloso, con el cerebro que posee? Debemos compartir lo que hay en el campo y luego compartir las ideas. No todos serán agricultores, habrá médicos, artistas, lo que sea, y vamos a compartir y no competir.

¿Cuál será el nuevo modelo?, no lo sabemos, pero tendrá que ser un modelo para el bien común, de compartir, sin patentes. Dicen que así no se podrá investigar más… ¡Hombre!, yo estoy investigando todos los días y lo que obtengo, conocimiento, lo regalo. Tú, señor químico, biólogo, catedrático, que cobras un sueldo, ¿por qué no puedes investigar en tus tiempos libres y también ceder a la humanidad tu conocimiento para que sea de uso libre? Cuando suceda, el hambre acabará, habrá colaboración, vamos a compartir lo que sé yo y lo que sabes tú. Es un modelo utópico, lo sé, pero este es nuestro camino.



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Stanislav Kondratiev
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