Liberar palabras prisioneras

Qué nos pueden llegar a decir los dientes de leche

Sonia Córdoba
Odontóloga

Los dientes de leche que empiezan a salir a los seis meses y estarán hasta los 12 años, aproximadamente, marcan el desarrollo psicomotriz y emocional del niño. Como ya hemos hablado en otra ocasión, gracias a la descodificación dental desarrollada por el doctor Christian Beyer, podemos saber a través de las mal posiciones de los dientes en la boca, las caries y las alteraciones en la cronología de erupción cuáles son los sufrimientos más profundos, los resentires en el inconsciente del niño. Y esto nos ofrece una oportunidad de llegar al interior de su ser, a su esencia misma y poder acompañar al niño en su camino hacia la edad adulta.

Las arcadas dentarias al nacer, cuando todavía no tenemos dientes, están en relación con el todo. Es al aparecer los primeros dientes de leche, los incisivos centrales inferiores y luego los incisivos centrales superiores que el niño expresa la presencia en su entorno de un arquetipo madre y un arquetipo padre, respectivamente. Cuando la erupción de estos dientes está alterada podremos pensar que hay algún tipo de resentir en el inconsciente del niño, existe alguna información en su árbol genealógico que le lleva a expresar en su boca este sufrimiento en forma de adelanto o retraso de erupción.

La erupción de los dientes nos informa sobre el estado emocional inconsciente de los progenitores, porque sin un estado emocional inconsciente confuso, doloroso y no puesto en palabras, la biología no tiene ninguna razón para buscar una solución en las memorias genealógicas. La biología reacciona a los estímulos para tratar de sobrevivir; así, más que conocer todas las memorias vividas en el árbol, hay que aprender a vivir las emociones, a ponerlas en palabras y a no darles poder.

A los 8 y 10 meses aparecen los incisivos laterales superiores y los incisivos laterales inferiores, respectivamente, y son los dientes que nos van a mostrar los vínculos del niño con su entorno. Se desarrollan las áreas corticales de la visión y de la audición, el tacto y el gusto-olfato que vienen representadas por estos dientes.

Los dientes están sometidos al estrés que genera el rencuentro con el otro, mundo entero y desconocido con el que tenemos que encontrar un equilibrio para garantizar la supervivencia. La relación humana es intercambio y para hacerlo, nuestro sistema compara los distintos niveles de potencia. Si el otro es más potente que yo y mi supervivencia me pide adaptación, debo dejar que alguna cosa entre en mí para modificar lo que soy y permanecer vivo en el mundo del otro. Las caries son una reacción del ser vivo frente a un estrés resentido por su estructura.
A los 12 meses los primeros molares de leche hacen su aparición. Son el apoyo a la musculatura masticatoria y postural. El niño empieza a deambular, se verticaliza, se pone de pie, va hacia el otro. Ir hacia el otro en esta edad es sentir que el otro nos toma con él, que nos incluye en el grupo. “El otro” son dos nuevos personajes: papá y mamá.

Hacia los 18 meses erupcionan los caninos de leche. Los caninos abren la integración en el grupo a través de los vínculos verbales. Cada palabra será asociada a un valor emocional. Para el aprendizaje del lenguaje se necesitan leyes y normas que nos las darán los caninos, y también un orden y una jerarquía.

Por último, los segundos molares de leche aparecen alrededor de los 24 meses. El sistema cortical ya es operativo, pero es prisionero del miedo al abandono. El segundo molar ofrece apoyo para erigirse, es el diente de la estructuración del niño.

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En esta dinámica de crecimiento, los dientes nos explican que nuestra infancia transmite sus memorias a la estructura del adulto, que lo que ha sido influye en lo que será. Nuestros dientes nos conocen, ellos son el testigo de nuestra identidad. En la descodificación dental no hay acusaciones, sino informaciones indispensables para el cambio. Informaciones en forma de palabras, de frecuencias sonoras que tienen la capacidad de modificar las estructuras del espíritu, incluso cuando el sujeto no comprende con una lógica analítica este funcionamiento.

Hay que acordarse de la presencia actuante de memorias transgeneracionales y no hundir a los padres en una culpabilidad inútil y no terapéutica para el niño. La descodificación dental permite encontrar y proponer a cada uno un camino íntimo y personal hacia nuestra verdadera esencia, nuestro verdadero ser interior. La descodificación dental es un medio para reencontrar las marcas de lo que el sistema vivo ha tenido que administrar sin nuestra conciencia, marcas de esos momentos donde un resentir ha informado a nuestra estructura viva de una necesidad de adaptación por la captación de una información que revela un desequilibrio en la relación.

El diente nos revela que las palabras pueden equilibrarlo todo, las palabras expresadas y sobre todo las palabras de nuestros pensamientos, esas palabras prisioneras de nuestro silencio.

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